viernes, 26 de diciembre de 2008

REFLEXIONES: LA PAZ INTERIOR

LA PAZ INTERIOR

Aquel que descuida su paz interior se parece mucho a un Rey que descuida las responsabilidades de su cargo y vive por completo ajeno a los problemas de su reino. Hay tantos y variados sentimientos en nuestra alma inmortal que ésta se parece mucho a un reino, de modo que si no los ponemos a todos en su sitio y los sometemos a una cierta disciplina nuestra alma se divide y estando unida a nuestro cuerpo mortal éste acaba también por desequilibrarse. Recuerda que está escrito: omnes regnum diviso contra se non stabit. Es decir: todo reino dividido contra si mismo, no permanece. En unos tiempos en que no se deja en paz ni a los vivos ni a los muertos permíteme que te hable hoy de ese inapreciable tesoro que es la paz interior, el equilibrio casi perfecto entre nuestros sentimientos incluidas todas las pasiones. Ante todo debo recordarte que, aunque podemos ver, escuchar, tocar y gustar no tenemos ninguna obligación de ver lo que no nos conviene, escuchar lo que sabemos a ciencia cierta que nos origina un mal irreparable, tocar lo que quema o gustar lo que es amargo. Si deseas estar en paz contigo mismo debes esforzarte en controlar tus sentidos de modo que éstos sean tus sirvientes y no tus amos. No seas, pues, esclavo de tus sentidos y úsalos siempre como medios para alcanzar un fin bueno ya que si no lo haces así seguramente enfermarás o te convertirás en alcohólico o serás un impenitente esclavo del sexo. Comprenderás que en estas condiciones es completamente imposible disfrutar de paz interior.Una vez que hemos conseguido controlar en lo posible todos nuestros sentidos hemos de esforzarnos en equilibrar nuestra personalidad.Me pidieron un día que definiera esta palabra pero no supe hacerlo y sólo dije que era una cualidad inherente a nuestra esencia de personas humanas y que por eso todos y cada uno de nosotros la teníamos. No es igual en ningún caso y como cada uno tiene la suya, no puede darse ninguna regla general que sea de aplicación a todos pero, por ejemplo, si en tu personalidad destacan como rasgos negativos estar inclinado a la ira, a la impaciencia o al egoísmo debes poner un atento centinela que te avise cuando se manifiesten de modo desordenado. Del mismo modo, si entre tus rasgos positivos figura el de ser bondadoso has de poner mucho cuidado para que los demás no abusen de tu bondad y no te tomen por tonto. Como ves, no se trata de negarnos a nosotros mismos sino de aceptarnos tal y como somos si negar nada ni de lo bueno ni de lo malo que tenemos. Considera que quien se cree perfecto suele ser el más imperfecto de todos y que quien piensa y declara que no sirve para nada suele servir para muchas cosas y date cuenta de que solo llegas a estas conclusiones tras haber reflexionado con humildad. Así pues, no seas un sujeto meramente receptor, sino auténticamente creador.Serías un sujeto receptor cuando, por ejemplo, ante el hermoso espectáculo de una noche estrellada solo te limitaras a contemplarlo y a constatar que te agrada. Si, en cambio, además de agradarte intentas describir o manifiestas de algún modo los sentimientos que te produce esa contemplación te transformas en creador y a veces es tan importante tu creación que puesta ante los ojos de los demás se admiran y maravillan de ella. La Poesía, la Música y la Literatura no hubieran existido jamás si todos los seres humanos nos hubiéramos limitado a ser meros receptores de la realidad. Del mismo modo ante la contemplación de hechos objetivamente malos no debes limitarte únicamente a constatar y ser testigo de ellos, sino que tienes que poner los medios de los que dispones para evitar que se repitan. No formes, pues, parte del corro de curiosos que contemplan a una señora que se ha mareado en el Metro, sino que intenta ayudarla poniendo en marcha todos los recursos de tu mente tras haber dejado hablar a tu corazón. No se pueden hacer las cosas a medias una vez que hemos decidido hacerlas. Si es necesario que pases en vela una noche por atender a un enfermo procura no dormirte escudándote en que nadie - ni siquiera el enfermo - lo va a notar y desde el primer momento hazte a la idea y toma el firme propósito de no dormir aunque después te venza el sueño, porque no es lo mismo perder una batalla que huir ante el enemigo. Si toda tu familia te falla cuando has de atender a tu anciana madre no uses como pretexto la ingratitud de los demás para dejarla abandonada. En verdad te digo que cuando llegues hasta la balanza que pesa el amor tales disculpas no han de servirte de nada. Lleva, pues, las propias riendas de tu vida y aunque yerres en muchas ocasiones y te dejes llevar de la comodidad o del egoísmo en otras alcanzarás la auténtica paz interior aunque todo el mundo carezca de ella. Al fin y al cabo, quien vas a ser pesado en la Balanza eres tú y no el mundo en general. Si sabes que sin disciplina no hay modo de controlar tu personalidad, sé tú el creador de tus propias normas y después síguelas a rajatabla sin que te desanimes ante los fracasos, caídas y vueltas atrás. Somos humanos, no ángeles y estamos sometidos a todas las limitaciones de nuestra naturaleza. Procura no olvidarlo cuando te das cuenta que has fallado, pero corrige cuanto antes el fallo y vuelve a empezar. Así como el divino Sol no se cansa de salir por el Este del cielo cada día para dar Luz y vida a todos los mortales, así debes ser tú en lo que se refiere a volver a empezar. Hay veces que notarás que te vence el cansancio interno, emocional y hasta moral. No te asustes, porque tienes en tu alma inmortal una energía tan enorme y poderosa que enseguida se impondrá a tu cansancio. Si debes descansar, descansa pero después levanta y sigue. Recuerda siempre que todo aquello que tiene valor no se consigue sin esfuerzo y que es precisamente por eso por lo que lo valoras tanto. Cuida, pues, bien tanto a tu alma como a tu cuerpo y si esto haces estoy por asegurarte que alcanzarás la paz interior por muchas borrascas y tempestades que se desencadenen en tu corazón. La vida cada día es una lección, según nuestra propia forma de vivirla. Cuando tratamos de ser mejores personas, eso es lo que logramos, y por consecuencia obtenemos un regalo de paz y amor que nos obsequiamos a nosotros mismos. Cuando el ser interior está en paz consigo mismo no intenta nada para herir a nadie. Las personas buenas no hieren, no acusan injustamente, no lastiman. Pero cuando el interior está lleno de resentimientos y emociones negativas no se puede ver la realidad aunque la tengamos frente a nuestros ojos. Eso es muy triste porque la única persona que resulta dañada es quien alberga esos sentimientos. Si pensamos que alguien es capaz de hacer algo... tal vez es porque dentro de nosotros mismos seríamos capaces de hacerlo. Sin embargo, cada persona es diferente, y cuando realmente queremos ver dentro del corazón de los demás, lo único que tenemos que hacer es deponer las actitudes de sospecha, los prejuicios, las ideas negativas y mirar alrededor, tratando de buscar en los demás algo positivo, algo bueno, hermosos gestos, palabras cordiales de afecto y cariño..... O por lo menos, intentemos respetar las opiniones ajenas, aunque no estemos de acuerdo con ellas. Cuando nuestra meta en la vida es ser mejores personas cada día, ese pensamiento debiera estar presente en todo momento.En lo personal, cuando estoy dialogando con una persona o hablando en grupo, que son las actividades que realizo, si alguien me dice " No estoy de acuerdo con usted....." mi respuesta es: “Está bien, es su opinión y la respeto". Y debatimos el tema civilizadamente. He tratado de que esa sea mi actitud en la vida, y me ha dado buen resultado. Pero no todas las personas están dispuestas a tener un diálogo y debatir amistosamente. Es entonces cuando resulta más prudente alejarnos, antes que nos hagamos esclavos de la contienda. No es bueno basarnos en un sentimiento negativo. Si alguien cargado de rencores u odios llegara a decirnos algo ofensivo, nuestra mejor opción debería ser no entrar en una confrontación agresiva; es mejor intentar aclarar el problema de una manera pacífica para no generar odios ni rencores. Lo que siempre debemos evitar es entrar en retóricas y discusiones estériles pues cuando alguien lamentablemente quiere molestar, aunque vea que su conducta es injusta, lo seguirá haciendo. Las actitudes pacifistas son formas saludables de ver la realidad, de ver la vida con sus altas y bajas para vivir en armonía con nuestros familiares y con las personas con quienes compartimos. Cuando un ser humano tiene paz interior y seguridad en sí mismo y en sus sentimientos que a lo largo de su existencia ha ido cultivando, no hay sospecha, no hay acusación infundada, ni comete injusticias, ni lo guía una mala intención. Y esa felicidad que nos proporciona el vivir en paz con nosotros mismos, y que no se compra con dinero, nada ni nadie la puede perturbar. Con mucho gusto para todos los que se interesen en su paz interior. Les envió mucha luz, amor, paz, armonía y prosperidad para todos.- Gracias amigos en la luz y el amor de CRISTO por permitirme aportar algo de claridad a esta vida tan apresurada…P/D. De mis reflexiones con la vida…
Jorge Montenegro
En la paz y amor en Cristo

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